Año 1951: los fantasmas del nazismo comenzaban a desaparecer y reencarnaban en un nuevo conflicto mundial: la Guerra Fría. Años de locura, de miedo, de incertidumbre y de mucha paranoia. ¡Años en que Estados Unidos imponía el miedo basándose en una posible guerra nuclear! En esos años, precisamente en 1951, apareció un juguete que paso desapercibido por suerte; se trataba del Gilbert U238: Laboratorio de Energía Atómica.
Este cacharro traía de todo: un contador Geiger Muller (para medir la radiación de los objetos), una Cámara de Niebla de Wilson, un espintariscopio, un electroscopio, un manual, un libro de historietas y, para completarlo, cuatro tipos de mineral de uranio.
¿Cuanto costaba este «juguete» tan nerd? Unos 50 dolares, que para la época, resultaba muy costoso (lo cual le valio que al año, dejara de estar en circulación). No se sabe a ciencia cierta que efectos pudo causar el mineral radioactivo en los niños que lo utilizaron, ya que no se trataba (en teoría) de una muestra muy «radioactiva» (o por lo menos eso entendí). No se ustedes, pero si yo fuera un padre americano en los años ´50, ni loco le compraba este «laboratorio».
Vía: Natural plane