La flexibilidad es una de las mejores características de GNU/Linux. Esto podemos demostrarlo desde el escritorio. Como ya hemos comentado en otros artículos, al escritorio de Linux le podemos dar la apariencia que queramos, gracias a la cantidad de entornos que podemos instalarle. Esto último es una de las grandes razones por las cuales decimos que GNU/Linux es altamente flexible, y además podemos agregar: la capacidad de añadir y eliminar aplicaciones que mejoran nuestra experiencia de escritorio, como por ejemplo los Dock.
Un Dock, es una aplicación gráfica que se utiliza para lanzar los programas que tenemos instalado en nuestro sistema. Algo así como una barra de inicio con accesos directos, a la que le podemos agregar y quitar lanzadores, y ciertas aplicaciones para distintos propósitos. Generalmente, estos Docks se ubican en los bordes de la pantalla: inferior, superior o los laterales.
Los Docks, además, brindan un aspecto visual muy atractivo al escritorio, y extienden la utilidad y funcionalidad, gracias a que utiliza íconos para minimizar el espacio de la pantalla. Por otra parte, los Docks son muy comunes en los sistemas Mac Os X, donde ya vienen preconfigurados por defecto. Pero como sucede con todo lo que proviene del mundo del Software Libre, existen numerosas alternativas libres para entornos GNU/Linux, como por ejemplo: Avant Window Navigator, Gnome Do, Cairo-Dock, entre tantos otros.
La mayoría de las distribuciones GNU/Linux no se distribuyen con un Dock preinstalado por defecto. Así que a continuación, gracias a un artículo publicado en Linux.com, veremos cómo comenzar a hacer uso de estas magníficas aplicaciones.